Salió por la Puerta Grande en el mano a mano con el diestro Pablo Aguado en la plaza de toros “La Esperanza”.
No cabe duda que “La Esperanza” se ha convertido en una plaza de toros para ver festejos taurinos de categoría y esto lo hemos confirmado este fin de semana con un festival de postín y una corrida de lujo, y de esta última nos vamos a referir.
El pasado domingo 11 de diciembre del 2022, se realizó una importante corrida de toros con un cartel de lujo en cualquier plaza de toros, un mano a mano en los diestros Joaquín Galdós y Pablo Aguado con astados de la ganadería de “Santa Rosa de Lima”. Mucha expectativa en las redes sociales por esta corrida, sin embargo y lamentablemente esto no se vio reflejado en los tendidos. ¿Así defendemos la fiesta?
En fin, vamos a lo que pudimos apreciar del festejo.
Se lidiaron siete toros del hierro ya mencionado, sobresaliendo nítidamente el primero de la tarde de nombre “Pesetero” # 553 con 470 kilos al que se le dio la vuelta al ruedo.
El diestro peruano Joaquín Galdós tuvo la suerte de que le tocara el mejor lote del encierro y vaya que lo supo aprovechar al máximo, la faena en el que abrió plaza y cortó dos orejas fue cumbre, con lances y pases de todas las marcas, se recreó el torero, se gusto y transmitió su buen concepto del toreo que de inmediato caló pronto en los tendidos. La faena fue larga y cada serie mejor que la otra como podrán ver ustedes las fotografías en el foto-video que les mostramos también en nuestra web.
Cuando las faenas tienen esta intensidad poco se puede decir y mucho menos escribir de una manera cuantitativa porque son de aquellas que hay que verlas y mucho mejor vivirlas.
La corrida después del primer toro dejaba la sensación que podría irse a más, sin embargo, los demás toros no colaboraron y aunque después cortó una oreja mas a “Adivino”, el sello máximo lo dejó en el primero.
El matador español Pablo Aguado lamentablemente no tuvo suerte durante toda la tarde con los ejemplares que le tocaron y aunque le vimos algunos destellos de su toreo de calidad y suavidad, sus ejemplares como si se hubieran puesto de acuerdo se fueron a tablas y de allí no hubo manera de sacarlos, esforzándose por hacerles faena en esos terrenos, evidentemente totalmente a contra estilo de su tauromaquia de lances y pases con exquisita suavidad, más bien estuvo “peleón” y así le arrancó muletazos importantes pero aislados, faenas donde si evidenció las ganas de agradar y el “respetable” lo entendió en todo momento. Mató un cuarto toro al que le cortó una merecida oreja.